Cierto es que en cualquier competición, sea lúdica o deportiva, hay un factor incontrolable que condiciona el resultado. Llamémoslo suerte o imprevisibilidad. Pero este factor sólo representa un porcentaje de los resultados a largo plazo. Esto explica por qué unas personas son prácticamente imbatibles, puesto que la imprevisibilidad, en principio, afecta a todos por igual.
¿Dónde está, pues, la diferencia entre esos superganadores y el resto de los mortales? Por un lado, sin duda, hay características como la superdotación en el deporte, el entrenamiento, la dedicación (ligada inevitablemente al aspecto económico)…pero no debemos olvidar que en el ser humano, el componente psicológico marca, de forma impresionante, el desempeño en cualquier actividad.
Dentro del área psicológica, especialmente hay que centrarse en dos puntos fundamentales tanto para el deporte como para el juego: la motivación y la concentración. Mucho se ha estudiado y escrito acerca de la motivación. Es un constructo tan variable y subjetivo que resulta imposible abarcar todas las cosas que potencian la motivación en una persona. Comprende conceptos tales como dinero, poder, fama, satisfacción personal, orgullo, soberbia, obediencia… La motivación se retroalimenta, de forma que cuanto más motivada está una persona, más fácilmente conseguirá alcanzar sus objetivos y a su vez, estos logros aumentarán su motivación. Por el contrario, frecuentemente una sucesión de fracasos puede dañar la motivación e, incluso, la autoestima.
¿Cómo mejorar la motivación? Sin duda, lo más importante es conocer cuáles son los factores que nos motivan a cada uno de nosotros. Para ello, lo mejor es hacer una reflexión profunda y sincera y anotar todo aquello por lo que estamos practicando la actividad en cuestión. A continuación, hay que analizar, también de la forma más objetiva y sincera posible, qué posibilidades tiene cada uno de los puntos anotados. Por ejemplo, si la motivación para un jugador es el dinero, habrá que centrarse en cuánto dinero se podría llegar a ganar, descontando la inversión que se requiera previamente, y las posibilidades que uno mismo cree de llegar a ese nivel. Cuanto más alcanzables y realistas son los objetivos que nos marquemos, con mayor probabilidad vamos a conseguirlos y mucho más satisfechos nos sentiremos. De este modo, si la motivación para la práctica de un deporte o un juego es disfrutar de nuestra afición y relacionarnos con otras personas, prácticamente tendremos el éxito asegurado.
Respecto a la concentración no hay discusiones. Todos los deportistas o jugadores coinciden en que es un factor determinante en los resultados. Así como las cualidades genéticas de deportistas de élite no pueden conseguirse, la buena noticia es que la concentración sí puede mejorar con el entrenamiento. No basta con practicar el deporte o la actividad que desempeñemos. Debemos dedicar también tiempo diariamente a mejorar y entrenar la concentración.
Si lo analizamos, son muchas las actividades que realizamos a lo largo del día de forma mecánica, sin prestar atención plena a lo que estamos haciendo. Mientras cogemos el autobús o vamos conduciendo, estamos pensando en algún tema que nos preocupa, cuando estamos paseando nuestra mente está ocupada en cualquier bolsos louis vuitton imitacion otra cosa que no sea ser conscientes de por dónde vamos, qué hay a nuestro alrededor o qué bonito día hace. Esto se debe a que nuestra atención está en otro lugar. Lo mismo ocurre durante la práctica de un deporte o un juego competitivo.
La técnica mindfulness o de conciencia plena es una de las más practicadas en la mejora del rendimiento deportivo porque consiste en un entrenamiento de la concentración de forma que aprendamos a ser plenamente conscientes de lo que en cada momento estamos haciendo, apartando otro tipo de pensamientos de la mente.
Una buena forma de comenzar a entrenar la concentración es practicando la respiración. Cada día, sería conveniente dedicar unos minutos a estos ejercicios y realizarlos al menos, tres veces diarias. Con los ojos cerrados, tomamos aire muy profundamente por la nariz, mientras hinchamos el abdomen. Es necesario ser muy conscientes de esto y “seguir” mentalmente el trayecto del aire en nuestro cuerpo. A continuación, soltaremos el aire soplando suavemente, mientras deshinchamos el abdomen (siempre con consciencia plena) y contando mentalmente hasta cinco. Esta respiración se hará tres o cuatro replicas de relojes veces seguidas. Sólo debemos concentrarnos en esto y no prestar atención a nada más. Para ir aumentando la dificultad, comenzaremos por hacerlo en un lugar silencioso y tranquilo y poco a poco ir incorporando distractores como por ejemplo, practicándolo en un parque o con música o en medio de un gran bullicio. Esto es esencial porque durante el evento competitivo difícilmente habrá silencio absoluto y debemos ser capaces de concentrarnos en cualquier circunstancia. Hublot
Tras una semana practicando la concentración por respiración, pasaremos a otros ejercicios como la concentración en nuestro ritmo cardíaco. Podemos tomarnos el pulso y pasar dos minutos diarios concentrados sólo en él. Si aparecen en la mente otras ideas distractoras (que es muy frecuente), tendremos que apartarlas de la mente inmediatamente y volver a empezar de nuevo con nuestros dos minutos.
Otros ejercicios más elevados son concentrarnos en cada una de las actividades que realicemos de forma cotidiana, siendo plenamente conscientes de lo que hacemos, desechando cualquier idea que nos cruce y nos distraiga de lo que estamos haciendo. Es una práctica que, si bien no es fácil al principio, una vez que se aprende resulta habitual.replique Rolex
Durante los entrenamientos o las partidas, la atención debe estar exclusivamente en cada una de las acciones. Sin duda, una partida se pierde en el momento en que la idea de “mi contrincante es buenísimo” o “ya no tengo nada que hacer” o también, “esto ya lo tengo ganado”, aparece por mi mente. En otros artículos trataré el tema de la concentración durante la partida o la competición, para hablar de técnicas que pueden ayudar en esos momentos.
Carmen García Olid
Psicóloga Clínica y Forense
Directora Gabinete Practis